

The Arrest
Episode 16 | 52m 8sVideo has Closed Captions
Jose is arrested, suspected of killing Maria in a hotel room.
Maria’s murder and Jose’s arrest have caused journalists to invade Zarza and camp in front of Lucia's house. Joao, despite ordering it, is deeply affected by Maria’s death and his business is at risk. Juan confesses his feelings to Lucia.
Problems with Closed Captions? Closed Captioning Feedback
Problems with Closed Captions? Closed Captioning Feedback

The Arrest
Episode 16 | 52m 8sVideo has Closed Captions
Maria’s murder and Jose’s arrest have caused journalists to invade Zarza and camp in front of Lucia's house. Joao, despite ordering it, is deeply affected by Maria’s death and his business is at risk. Juan confesses his feelings to Lucia.
Problems with Closed Captions? Closed Captioning Feedback
How to Watch The Accident
The Accident is available to stream on pbs.org and the free PBS App, available on iPhone, Apple TV, Android TV, Android smartphones, Amazon Fire TV, Amazon Fire Tablet, Roku, Samsung Smart TV, and Vizio.
Providing Support for PBS.org
Learn Moreabout PBS online sponsorship- !¡Párate ahí, María!
!¡Párate ahí!
!¡No te gires!
!¡No te gires!
!¡No me mires!
- Es mi cumpleaños y me acaban de dejar plantado.
- Felicidades.
- Gracias.
- !¡Esto es tu puta culpa!
!¡Esto es tu puta culpa!¡Mira!
- [María] !¡Suéltame!
!¡Por favor, suéltenme!
[bullicio] - !¡Atrás, señores!
!¡atrás!
- Vamos dentro de prisa.
No les mires ni contestes sus preguntas, ¿de acuerdo?
Adelante.
Vamos, Nacho.
[bullicio] - [hombre] Por favor, abran paso.
- José, ¿es cierto que la has matado?
- Abran paso, abran paso.
- [mujer] !¡Asesino!
[hombre 2] !¡Púdrete!¡Muérete!
- Abran paso, por favor.
- Señores.
Voy a realizar una breve declaración siempre y cuando mantengamos el orden, ¿de acuerdo?
Hace escasos minutos hemos procedido a la detención de José Espada como presunto autor de la muerte de María en Don Gala, cuyo cuerpo hemos encontrado en una habitación... - Sí.
Dime, papá.
¿Qué dice?
¿Cómo que han detenido a José?
Espera un momento, papá.
Samuel, súbete un momento a la habitación, por favor, cariño.
¿Qué dice, papá?
¿Cuándo ha sido eso?
Sí.
Por la televisión, Juan.
- ¿Qué pasa?
- Tu hermano, que lo han detenido.
- ¿Y por qué?
- Por asesinato a María.
Por favor, por la televisión, ¿qué dice?
Sí.
¿Pero cuándo ha sido eso, papá?
- [Samuel] !¡Mamá!
- Sí, Samuel.
[♪♪] ♪ Yo que siempre te seguí ♪ ♪ que te quise bien ♪ ♪ construyes tu vida sin mi.
♪ [♪♪] - No, no es verdad lo que dicen.
¿No?
No, no puede ser verdad.
Es que tiene que haber un error, Lucia, seguro.
- !¡Veas!
!¡Veas!
- !¡Muta el teléfono que no para de sonar que lo voy a apagar, coño!
Mi hermano, mi hermano.
¿Manuel?
He ¿Estás con los papás?
[timbre] Pregunta antes de abrir, ¿eh?
Sí, escúchame una cosa, por favor.
Dile a mamá que se tranquilice que ya la escucho llorar... ¿Sí?
No sé qué ha... Es que no sé qué ha pasado, Manuel.
Es que no sé nada.
- ¿Cómo?
No, pero... ¿Y usted cómo tiene ese teléfono?
No, no, no, perdone.
No, no, perdone.
Me va a escuchar usted a mí.
Es usted un tarado, hombre.
Un tarado y un sinvergüenza.
!¡Coño, ya!
- ¿Qué es toda esta basura?
- Mamá, mamá.
Estamos de mierda hasta el cuello.
Hasta el cuello estamos.
- !¡Asesino!
!¡Le han gritado asesino!
- ¿Quién es un asesino?
- Nadie, Samuel.
No es nada, no es nada.
- Eh... Mi amor, eh... Vuelve a la cama, ¿vale?
- No quiero.
- Por favor, cariño.
- Me lo llevo a mi casa.
¿Sabes lo que vamos a hacer tú y yo?
Nos vamos a ir a un sitio divertidísimo.
- ¿A qué sitio?
- A una piscina de bolas.
- !¡No!
Eso es de bebes.
- Sí.
- Lucía, hay que hacer algo ahora mismo.
Hay que sacar a José de la cárcel.
- Sí, escúchame, Teresa.
Yo ahora voy a ir a verle, ¿vale?
- No, todos.
Vamos todos.
Que vean la familia al completo, ¿eh?
Me van a oír.
- No, no.
Todo no.
Porque seguramente va a haber mucha prensa y ni siquiera sabemos si me van a dejar a mí verlo o no, Teresa.
Yo voy y en cuanto os salga te juro que os llamo, ¿vale?
- Bueno.
Pero no te vuelvas sin José.
- Sí.
- Venga, vamos.
- No, Juan, escúchame.
Voy yo sola.
Yo sé que tú quieres ir a ver a tu hermano, pero prefiero que te quedes con tu madre.
Porque en cuanto se dé cuenta que no lo van a dejar salir, se va a venir abajo, ¿vale?
- Vale, ve tú.
Pero ten cuidado, que el pueblo está muy alterado.
- Ya lo sé.
Necesito preguntarle si lo ha hecho él.
[Joao] Dígamelo otra vez.
Repítame que mi mujer está muerta.
[Ramón] Siento mucho decírselo.
Es desagradable ser el mensajero, pero... [Joao] No, no sea tan amable.
Antes ha sido mucho más directo.
Ha dicho, le comunico que su mujer está muerta.
- ¿Y estas fotos?
- Lamento haberse las enseñado, pero necesitaba que reconociera el cuerpo.
- Son tan malas.
La luz no le favorece en absoluto.
¿Cuándo puedo ver el cuerpo de mi mujer?
- Me temo que de momento no es posible.
El forense está realizando la autopsia y no sería agradable.
- Es imposible que no sea agradable ver el cuerpo de mi esposa.
Incluso hecha pedazos seguiría siendo la mujer más bella sobre la tierra.
[Lula] Joao, por favor.
¿Qué quiere preguntarnos, inspector?
- ¿Tienen alguna idea de por qué José Espada haría algo así?
- No.
- No.
- Señor Ferreira, su testimonio es importante para aclarar el crimen.
- Mándeme una orden.
Con su permiso.
- Lo siento.
Está muy afectado.
- Ya veo.
¿Y usted?
- Mucho.
- No, me refiero a qué piensa sobre las causas del crimen.
- ¿Por qué cree que mi hermano no quiere saber nada?
A nadie le gusta saber que su mujer tiene un amante.
- ¿Entonces lo sabía?
¿Su hermano sabía que eran amantes?
- No digo eso.
Digo que lo sabe ahora.
- Ya.
Pero, aunque fueran amantes, ¿por qué le iba a matar?
- No sé.
Pues, a lo mejor ella se cansó de él y él no pudo aceptarlo.
- Un crimen pasional.
- Pues, todos los crímenes son pasionales.
- No, no crea.
Hay gente que mata sin sentimiento.
Por encargo, por ejemplo.
- Yo... Yo de eso no sé.
- Ya.
Pues cuide de su hermano.
Cuando se mejore, tendremos que volver a hablar.
- Ya.
- Muchas gracias.
- ¿Qué haces aquí?
Vale, lo siento.
Es que el inspector no está y no esperaba que vinieras.
- ¿Puedo verle?
- No.
Lo siento, vale.
No puede verle nadie hasta que no tomemos declaración.
- Nacho, por favor.
Necesito verle de verdad.
- Lucía.
¿Qué hago?
- Ponerte en mi lugar, Nacho.
- Sé todo lo que has escuchado de mí.
Pero yo soy inocente.
De verdad.
- José, cuando estaba con Samuel en casa de... - ¿Samuel está bien?
- Sí, Samuel está bien.
Tuvo un ataque, pero ya está bien.
Cuando nos.
- Chicos, repito, no podéis hablar del caso.
- Vale, vale.
Tranquilo.
- Olvídate de todo eso.
- No puedo olvidar eso.
- No sabes lo que ha pasado.
No sabes.
No sabes nada.
- ¿Lo hiciste por Samuel?
José, por favor.
- No digas nada de eso a nadie.
Por favor.
No puedes hablar de esto.
Prométeme que no dirás nada.
- José.
José, dime la verdad, por favor.
- Lucía.
Te he dicho que soy inocente.
Mírame.
Confía en mí, por favor.
Pero prométeme que no hablarás.
Prométemelo.
Prométemelo.
- Te prometo.
- Eh, Dile a Julián, por favor, que se pase por aquí.
Necesito un abogado.
- Julián, pero-pero José, Julián no es la mejor opción.
- Ya lo sé, pero Julián está bien.
- Lo siento, pero tenéis que acabar.
- Un momento, Nacho, por favor.
- Me estoy jugando el puesto.
Vamos, Lucía.
- Te quiero.
Confía en mí.
- Vengo a ver al Sr. Ferreira.
- Lucía.
Estás loca.
¿Qué haces aquí?
Vete ahora mismo.
- Vengo a ver a Joao y no me pienso ir sin verle.
Ni se te ocurra tocarme.
- Vale, pero escúchame.
Joao está muy mal con la muerte de María.
No sabemos cómo va a reaccionar al verte.
- Pues me arriesgaré.
- Pues como quieras.
[Lula] Pero bueno.
¿Quién te ha dejado entrar?
- Lucía.
Eres la mujer más valiente de España.
Esta muchacha siempre me impresiona.
¿A qué has venido?
¿A darme el pésame?
- No, no he venido a darte el pésame.
Pero tampoco me alegro de su muerte.
- Yo sí.
Pero hubiera preferido matarla yo mismo.
Íbamos a brindar en su memoria.
¿Quieres acompañarnos?
- No.
He venido para que me respondas una pregunta, Joao.
- Pero qué cara tienes.
- Tranquila.
No te voy a responder si no te sientas y bebes con nosotros.
Quiero brindar con la otra cornuda de esta historia de amor.
Dime una cosita.
¿Tú crees que José estaba enamorado de María?
¿O solo en cuñado?
Porque mi mujer era muy buena en la cama.
¿sabes?
Cuánta pasión.
Pero no me has respondido.
- Vete a la mierda, Joao.
¿Sabes lo que sé?
Que José no lo hubiese matado sin una razón.
- Hay más razones para matar que para amar.
Mira a mi hermana y yo.
Toda la vida buscando a alguien que nos quisiera y jamás lo hemos encontrado.
- ¿Mandaste a José matar a María?
¿Esa era la condición para asaltar a Samuel?
- Pregúntaselo tú.
Aunque ya lo has hecho, ¿verdad?
Y José sigue callado.
Y tú has venido aquí a sacar tus propias conclusiones.
¿Es eso?
- Escúchame una cosa, Joao.
No pienso dejar que nos siga haciendo daño.
[suena celular] - ¿Sabes lo que más me gusta de ti?
Que eres feroz.
Feroz en tu amor.
Y feroz en tu ceguera.
- Me voy.
- Adiós.
- ¿Y ahora qué?
- José no hablará.
La quiere demasiado.
Qué hombre tan afortunado.
Cómo me gustaría haberle muerto.
Dile a Paul que suba esa botella a mi cuarto.
Quiero hablar de hombre a hombre y no te ofendas, hermana.
- Es ella.
Es ella [periodista] Lucía, Lucía.
- Lucía... ¿Le has visto?
- ¿Nos puedes atender?
[periodista] ¿Sabías que tu marido te engañaba?
- ¿Van a ser unas preguntitas?
Es solo un momento - Por favor, Lucía.
Contéstanos.
- Por favor.
- Lucía.
Por favor.
- ¿Samuel?
[Isabel] Pues por eso te he llamado.
- Mamá, ¿te han hecho daño?
- No, cariño, no.
Estoy bien.
- He intentado apartarte de la ventana, pero no hay manera.
- Ven, que te lo explico, cariño.
A ver, eh... Ven aquí.
Mira.
Esa gente de ahí fuera son periodistas.
¿Tú sabes lo que...?
- Julián dice que son buitres.
- eh.
No, ellos quieren preguntar.
Solo quieren preguntar.
- ¿El qué?
- Pues porque, bueno, papá ha hecho algo malo y ha tenido un problema.
¿Tú te acuerdas cuando tú rompiste una ventana en el cole?
- Sin querer.
- Claro, sin querer.
¿Pero tú te acuerdas que la profesora te llevó a su despacho porque quería saber si habías sido tú?
- ¿Qué ha roto papá?
- Eh... - Mamá.
- ¿Qué?
- Estás llorando.
- No, mi amor.
- Si no está papá, te cuido yo.
- ¿Sí?
¿Tú me quieres ayudar?
Vale, pues... ¿Qué te parece si te vas con... Te vas con Isa que te lleve a casa de los abuelos, ¿vale?
- !¡No!
- Sí, sí, hombre, sí.
No, porque ¿sabes qué?
Que nos vamos a llevar la Play.
La Play de Julián, que te la va a prestar.
No, no.
No se la va a prestar.
Te la va a regalar.
¿Qué te parece?
- Isa, que es mi Play 4.
- Bueno, pues por eso.
¿Tú sabes desmontarla?
Pues a la.
Ayúdame.
Venga.
- Eh... ¿Podemos hablar un momento en la cocina?
- Claro.
- Se ha reunido el consejo.
Por respeto a todo lo que has hecho por nosotros, preferimos que seas tú el que lo deje.
No tiene por qué ser definitivo, pero hasta que esto no pase... - Qué asco, por favor.
No hace ni un día que han cogido a José.
!¡No hay nada en firme!
- Vale, vale.
- Perdón.
¿Molestamos?
- Samuel.
- Mira, Antonio.
Ese que ve ahí es mi nieto.
Al que quiere que abandone.
- Lo siento, Reimundo.
No importa lo que yo piense.
Es por la comunidad.
- Ah... Está bien.
Tiene mi renuncia.
¿Te basta con mi palabra?
- Gracias.
- Ándale, vamos.
- Pero ¿quién está aquí?
- El abuelo.
El abuelo.
- ¿Quién le da un beso al abuelo?
A ver.
- Venga.
¿Qué vamos a hacer, mi niño y yo?
¿Qué vamos a hacer?
Te hago... ¿Hacemos un pastel de zanahoria, del que te gusta?
- No.
- !¡Ay, no!
- Mejor jugamos a la play.
- Ah, sí, se lo ha traído, porque si no, no quería venir.
- Vale.
Venga, iros con Isa, que yo me quedo con el niño.
- Sí, os llevo.
Venga - Gracias, Isa.
Vente, chico.
- Yo tengo el coche ahí, un poquito más adelante.
- Espera un segundo, ahora vamos.
- Oye, papá.
- Dime.
- Lo que ha pasado ahí dentro, ¿qué te han hecho dimitir?
- No te preocupes, hijo.
Yo estoy bien.
- Lo sé.
Por eso quería decirte que, aunque... - ¿Qué?
- Que, aunque tú y yo no entendemos mucho... - ¿Qué?
- Porque eres el tío más de puta madre que he conocido en mi vida y el tío más valiente, joder.
Ven aquí, coño.
- Mira.
La próxima vez que me digas algo tan importante, que sea sin taco, ¿Mh?
mira.
- Seguro que no quieres este zafiro, mira qué magnífico.
- Vamos a salir un poco, ¿eh?
Te aéreas, te tranquilizas, te parece bien.
- Pero ¿a ti qué te pasa?
¿No te gusta verme así?
¿Te aburro?
¿Te repugno?
- No.
Solo creo que eso no sea bueno para ti, amigo.
- ¿Estás pensando en mí?
¿Tú qué vas a pensar en mí?
¿Tú solo piensas en el puto negocio y no te gusta verme destruido, hecho una mierda débil?
Pues te jodes, te jodes.
Y si no te gusta, de verdad te lo digo, ¿eh?
En serio, te vas de aquí, joder.
Te vas.
- Perdón, acaba de llamar nuestro contacto en comisaría.
José Espada ha pedido un abogado y ahora mismo está con él.
- José.
Gracias por la confianza.
¿Estás bien?
¿Te han tratado correctamente?
¿Necesitas algo?
¿Me han dicho que ya hayan interrogado?
Vaya, por Dios, me hubiera gustado estar presente.
- No te preocupes.
¿Te quieres sentar?
- Bueno.
Bueno.
- Vale.
- Joder.
- ¿Qué?
- Pues, que se me ha roto el pantalón.
Me gustaría escuchar de tus labios el relato de los hechos.
- Julián, no te he llamado para que me defiendas, ¿eh?
Lo que quiero que hagas es que pongas la empresa de transportes a nombre de mi hermano Juan.
La empresa y todos mis bienes.
- ¿Y tu caso?
- Da igual.
- ¿Vas a buscar otro abogado?
- No lo sé.
- Si no te fías de mí, bueno, por lo que sé.
Yo no tengo ningún problema, al contrario.
Conmigo puedes tener confianza.
Conocemos nuestras mierdecillas.
Yo las tuyas y tú las mías.
Eso duele mucho, ¿no?
- Sin duda.
Pero solo quiero que me hagas lo de los papeles.
Y Lucía no se puede enterar.
¿De acuerdo?
- Sí, sí.
Claro, claro.
Hijo de espada.
Es un hijo de puta.
Que le den por c### todos los presos.
[suena celular] - Hola, Isabel.
Sí.
Acabo de salir.
Ajá.
Todo muy bien.
No, es un caso muy difícil, pero tiene toda su fe puesta en mí.
Sí, luego te explico con detalle.
Oye, por cierto, dile a Lucía que esté tranquila.
- Buenas.
- ¿Te conozco?
- No, pero a mi jefe sí.
Y quiere verte ahora.
- Pues, dile a tu jefe que, que estoy ocupado.
¿Le das mi tarjeta?
- No, no, no.
A mi jefe no le gustan las tarjetas.
Ni que le digan que no.
- ¿Y quién es ese jefe tuyo tan especialito?
- Joao, el portugués.
Vamos.
Tengo el coche ahí mismo.
- Vamos a acercarnos a ver que pasa.
¿Quiénes son?
¿Quiénes son?
¿Son familia?
Buenos días.
- ¿Manuel?
Manuel, tú y yo estudiábamos juntos, ¿te acuerdas?
- No.
- ¿No?
es el padre y el hermano Manuel, ¿qué te parece que... que a tu hermana le pusieran los cuernos?
¿Es verdad que como gitanos os vais a tomar... - Oye, yo me acuerdo de ti.
- ¿Qué?
- Tú eres la putilla que ibas haciendo las bragas... - ¿Pero qué dices?
¿Qué dices?
- ¿Qué, Qué opinas de ganarte la vida así jodiendo... - Pues yo por lo menos no estoy matando a nadie.
¿Qué?
¿Qué pasa?
- Tira, tira para la casa.
Vamos.
Tira pa' la casa.
- Tu actitud no ayuda, ¿eh, Manuel?
No nos ayuda a nada.
- No me des lecciones que no tengo ganas.
¿Dónde está mi hermana?
- Hermano.
- Estamos aquí, ¿eh?
- Lo siento mucho, pero no, señor Joao.
- Yo no puedo traicionar la confianza entre cliente y abogado.
- Un abogado incorruptible.
- Anda, Joao, tómate el café.
- A ver.
¿Cuánto te ha pagado?
- ¿Cómo?
- Hijo, que ¿cuánto te ha pagado?
Lula, alcánzame el dinero que hay ahí en la caja.
Un buen abogado gana 500 euros a la hora.
Uno normalito, la mitad.
¿Y tú?
¿Puedes no cobrar nada de ese desgraciado cliente tuyo al que tanto defiendes y, además, enfadarme a mí?
Y Julián, en serio, ¿tú quieres enfadarme a mí?
- No, no, claro, claro que no, no, señor Joao, no.
- Este chico es listo, ¿ves?
Se nota que ha estudiado.
Entonces trabaja conmigo y llévate un buen dinero.
- Así la vida te sería menos difícil.
Los enemigos de mi hermano no tienen clientes, ni crédito en el banco, ni amigos.
Algunos por no tener nada no tienen ni familia.
- De acuerdo.
¿Qué tengo que hacer?
- Primero, consigue la declaración que ha hecho ante la policía.
¿A ti qué te ha dicho?
- Solo que ponga la empresa a nombre de su hermano.
- Pues va a tener que decirte algo más o no toques este dinero.
Vete y empieza a trabajar si es que aún te acuerdas de lo que significa eso.
Ven aquí, espera, ven.
Cómprate un traje nuevo.
Mis abogados no van con el culo al aire.
- Sí, señor.
- !¡Manuel!
!¡Manuel!
¿Eh?
- ¿Qué haces, chiquilla?
- Ven, hermano, ayúdame, que traigo unos... Qué traigo unos tranquilizantes para Teresa.
Ho, por Dios.
- ¿Y por qué saltas?
- Pues, porque no quiero que me vean los periodistas.
- Esto es absurdo.
- No, hombre, absurdo no.
Si es que me ponen histérica.
Ya me he tenido yo que tomar una de estas.
- Estoy sin batería, ¿me dejas tu móvil?
- No, me lo he dejado en casa.
Y otra que me voy a tomar ahora.
¿Te importa?
- Sí, pero... En cubata.
- Y cargadito, ¿no?
Oye, por mezclar esto no me pasará nada, ¿no?
- No pasa nada, solo le has dado un trago.
- Solo le he dado un trago, es verdad.
[Juan] No.
Te he dicho que no.
No, mañana tampoco.
Hasta que no se calme un poco la cosa, no abrimos.
Venga, hasta luego.
¿Qué hacéis aquí con todo el frío?
¿No entráis?
- No, yo ya me iba.
Estas son para tu madre.
- Oye, ¿me das tu móvil?
- ¿Para qué?
- Para mandar un WhatsApp que no tengo batería.
- Ojito.
- Gracias.
- Isabel, la escaladora.
- ¿Qué haces?
¿Qué haces?
No, no, no, no.
Esa... No, fotos no.
- Para que te veas, fotos no.
Es para que te veas.
- Eso lo borras.
Lo borras que yo vea que lo has borrado.
- No, vale, lo borro, lo borro.
- Borra.
- Borra.
- Eso.
[♪♪] - Manuel, déjalo.
Manuel.
Manuel, Manuel.
- Si le van a hacer la dada o lo que van a hacer, no tengo ni idea, papá.
Es que no tengo ni idea, vamos.
No, no lo sé.
- Pero vamos a ver.
- Perdón, ¿molesto?
- No, no, amiga, al contrario.
- ¿Entonces no te explicó lo que había pasado?
¿Ni qué hacía él en ese hotel?
- Dijo que es inocente.
- Ya, ya, Teresa.
Y ni siquiera te dijo quién creía él que había matado... - Pero qué va a saber él, papá, de verdad.
- ¿Ya habéis contratado ya a un abogado?
- Sí, va a ser Julián.
- ¿Qué Julián?
- Julián, el... - ¿Qué va a ser?
Julián, mi Julián, ¿sabes?
Mi marido, mi marido Julián.
- Amiga.
- ¿El que va a ser?
- Amiga.
Amiga.
- Ay, no sé, creo que me río un poco de los nervios, ¿eh?
- Él ha sido cosa... - !¡De José!
Ha sido idea de José.
Que no te lo puedes creer, vamos.
- A ver, yo quiero saber una cosa, lo primero.
Estamos todos de acuerdo en que José es inocente, ¿verdad?
No me jodas que tenéis duda.
José es incapaz de matar a nadie.
Y menos a esa mujer.
- Eso digo yo.
¿Por qué va a matar a esa chica?
Se están diciendo barbaridades de mi hijo.
- Teresa, tranquila, ¿eh?
Tranquila, de verdad.
Oye, esto es muy suave, ¿no?
- Mira, Teresa.
No importa lo que diga la gente.
Lo que importa es saber la verdad.
- ¿Qué verdad?
José es un hombre casado.
¿Por qué dicen que estaba con esa mujer?
Es una ofensa a Lucía y a mi hijo.
- Teresa.
Te vas a enterar antes o después.
Pero tu hijo tenía una historia con esa mujer.
- Dios mío.
- Que José y María fueran amantes no cambia en nada.
A María la mató su marido.
El portugués.
A ver si se atreven con él.
- ¿En serio?
¿La mató Joao?
¿En serio?
A mí esto me parece súper fuerte.
Por favor, esto es muy fuerte, ¿no?
- Perdóname un segundo.
- He, voy contigo, Juan.
- Sí.
- María, yo voy a la cocina un momento.
- Tonta he sido.
Mi hijo es un desgraciado.
Es igual que su padre, igual que su padre.
- Tenemos que contar la verdad, Juan.
- No.
A mi madre no.
Lo sabes tú que adora a José.
Como se lo cuente, la mata.
- No, pues, si no es a tu madre, a mi hermano y a mi padre.
- Vámonos al baño, que a mí también me va a sentir bien lavarme la cara.
- ¿Qué está pasando?
¿Por qué no puedo escuchar lo que habla mi hermana con su cuñado?
- Calma, Manuel.
Que te veo venir.
- !¡Ay, ay, ay!
!¡Venid!
!¡Venid!
Es que se ha mareado, Teresa.
Que yo tampoco me encuentro muy bien la verdad.
- No, es que se lo había contado a mi hermano, Juan.
- Lucía.
¿Has pensado lo que te he dicho de marcharte?
- No.
- ¿Molesto?
- No.
¿Cómo va a molestar?
Si de hecho iba a ir a buscarte ahora.
- ¿Puedes salir fuera un minuto?
Que quiero hablar contigo.
- ¿Por qué?
- ¿Lo que tienes que decir no lo puedes decir delante mía?
¿Qué pasa?
- No, no te metas.
Son cosas de tío, ¿vale?
- ¿Perdona?
- ¿Tú de verdad quieres sacar a tu hermano de la cárcel?
- Mira, Manuel.
Paso de tus tonterías.
- ¿Qué estás hablando, Manuel, ahora hijo?
- ¿Le enseñamos a ella tu móvil?
- ¿Qué le pasa a mi móvil?
- Tienes cientos de fotos, hermana.
Pero todas fotos tuyas.
- ¿Cómo?
- Mira, míralas.
- ¿Qué estás hablando, Manuel?
- Fotos que ni siquiera sabes que te ha hecho.
En el fondo lo sabía.
Sabía que siempre había ido a por Lucía.
Ahora estás feliz con tu hermano entre rejas, ¿eh?
- Manuel, Manuel, Manuel, por favor.
!¡Oye, quieto!
!¡Quedaros quieto, Manuel!
- Quieto.
Quieto.
Tú, tira para el salón.
Juan.
Tu madre está arriba, mareada.
La hemos tumbado.
[Paul] No, no, no, no.
No tengo dinero... [hombre] Me lo debes.
- ¿Qué dices?
¿Qué te lo debo?
Ya lo sé que te lo debo.
¿Y tú qué me debes a mí?
- Tú te has ido a Marsella.
- !¡A Marsella!
- Hablas de Marsella.
Por favor.
Tienes que tener calma.
¿Vale?
Estás conmigo.
¿Vale?
- Si tú me sacas, tú me trujes.
- No pienso hacerlo.
- ¿Qué os pasa?
- Nada, que es un pesetero que quiere que le pague un extra por llevar el camión.
¿Has hablado con tu hermano?
- No te va a dar el dinero.
Dice que el transporte puede esperar.
- Lula, no me jodas.
Que vamos a perder el negocio.
Mira, si fracasamos, nadie volverá a fiarse de nosotros.
¿Comprendes?
- Yo sé.
Pero Joao es el jefe.
- Pero es tu hermano.
Lula, por Dios.
Sois familia.
Mira, no tienes que seguir sus órdenes ciegamente.
Sobre todo si se vuelve loco y se lo carga todo.
Escúchame.
- ¿Qué?
- Tú tienes acceso a la caja.
Dame el dinero.
Hacemos el transporte y acabamos con esto de una vez.
- ¿Y qué le digo a Joao?
- Lo que quieras.
O nada.
Tú llevas la contabilidad.
Si me ayudas ahora.
Y en el futuro podemos hacer muchas cosas juntos.
- ¿Me estás pidiendo que le traicione?
- Te estoy ofreciendo libertad, Lula.
Y el 50% de todo lo que hagamos juntos en el futuro.
Es el momento.
Piénsatelo.
Si te decides, estaré por el hangar luego.
[♪♪] - Manuel.
Manuel, para.
¿Dónde vas?
- A averiguar la verdad.
Hay que ayudar a José.
- No, no, no.
José no se merece que la ayudemos.
- Esto no es solo por José, papá.
Si le cae este marrón, Lucía no va a levantar cabeza.
Y al niño le va a marcar de por vida.
- Tienes razón.
Mira, yo no siento ninguna simpatía por José.
Y no creo que esto pasara como lo están contando.
Le han pillado demasiado pronto.
Y tu cuñado tonto no es.
Ya.
- ¿Y qué podemos hacer?
- Tengo una idea.
Vamos a por tu moto.
- Teresa.
¿Estás bien?
Que me han dicho que te habías mareado.
- Ven aquí, hija.
- ¿Qué te pasa?
- Nunca te he dicho antes lo que ahora te voy a decir.
Mi hijo no te merece.
Eres una mujer maravillosa.
No lo eras cuando te conocí.
Eras una cría.
Demasiado guapa.
Demasiado todo.
Yo creo que hasta celos te tenía.
Tú sabes que José siempre ha sido mi ojito derecho.
- Sí, lo sé.
- Le he mimado demasiado.
Le he hecho creer que el mundo era pequeño para él.
He educado a una mala persona, Lucía.
- No, no, Teresa.
Tu hijo no es una mala persona.
- Ves qué buena eres.
Tengo que pedirte un favor.
La gente no puede saber que José tuvo una historia con esa furcia.
¿Lo entiendes?
- Escúchame una cosa, Teresa.
Lo sabe todo el mundo.
- Pues, tú lo niegas, no serías la primera mujer que lo haga.
A ti te creerán.
- No voy a mentir.
- ¿Cómo qué no?
- Que no voy a mentir.
- Tienes que hacer lo que haga falta para que mi hijo salga de la cárcel.
Lo que haga falta, Lucía.
Lo que sea.
- Lo siento.
- !¡Joder, joder, joder!
[♪♪] - Voy a subir a ver a Lucía.
Está muy nerviosa.
La veo fatal.
- Muy bien.
Pues yo me voy.
Y me llevaré a mi madre.
Necesita un poco de paz.
- O sea que huyes, ¿no?
Sujétate aquí.
- No es que huya, Isabel.
Pero Lucía es mi cuñada.
Y estoy avergonzado.
Muchísimo.
No sé cómo voy a volver a mirarle a la cara.
- No, si te entiendo, te entiendo.
Es como si te hubiesen dejado en pelotas delante de todo el mundo.
- Pues sí.
- Pues ya está.
Oye, Juan.
¿Cómo se te ocurrió semejante tontería?
¿No ves que un móvil puede verlo cualquiera?
Si te despistas hasta lo ve tu hermano.
- Ya, no sé.
He pensado muchas veces en borrarla, pero al final nunca lo hago.
Debo ser un tarao.
- No, hombre, no.
Un tarao no.
¿Puedes?
- Sí.
- Anda, dame un abrazo.
¿Sabes?
Me caen bien los que se enamoran sin esperanza.
- Ah, ¿sí?
- Sí.
- Eres una tía estupenda, Isabel.
- Pues preferiría ser una tía buena.
Te lo digo en serio, ¿eh?
[Julián] ¿Interrumpo?
- Qué susto, Julián.
Pareces un fantasma.
¿De dónde sales?
- De la terraza, para evitar los periodistas.
Juan, necesito que me firmes estos papeles.
- No, ahora no, Julián.
- Por lo menos llévatelos.
- Hasta luego.
- ¿Vamos a casa, Isa?
- No, ahora no.
- ¿Alguien sabe decir algo más que ahora no?
[golpean puerta] - ¿Sí?
- Lucía, ¿puedo pasar?
- Claro.
- ¿Qué?
Que sé que te encuentras mal, ¿eh?
Que lo que está pasando es horrible, Lucía, horrible.
Y no sé, no sé si es el momento de hablar de mí.
Pero... Pero ¿podemos hablar de mí?
- Claro, amiga.
Por favor.
¿Qué te pasa?
- Pues que no puedo más con Julián, tía.
- ¿Y eso?
- No puedo.
Y además... me he acostado con otro.
- ¿Cómo?
- Sí.
Sí, sí.
- Pero ¿con quién?
- No, pero no te voy a decir con quién.
No puedo decirte con quién.
No, no, no te lo voy a decir.
No.
Si es que además da igual, porque eso no tiene más importancia.
Pero me ha servido como para abrir los ojos, para darme cuenta de que hay mundo más allá de Julián.
Y eso me da fuerzas.
Y te digo esto porque también hay vida más allá de José, Lucía.
Yo sé.
Yo sé, Lucía.
Yo sé que tú te sientes en la obligación de estar ahí, a su lado, pero no es verdad.
Tienes que pensar en ti, Lucía.
En ti y en Samuel.
No es bueno que asumas la culpa de tu marido.
- Ya.
Pero ¿sabes lo que pasa?
Que es que... Yo tengo la sensación de que todo lo que ha hecho José ha sido por Samuel.
O sea, que se ha metido en ese negocio de mierda por nuestro hijo.
De verdad que lo creo, ¿eh?
- ¿Sabes lo que creo yo?
Que lo ha hecho por él.
Lucía, nadie... Nadie está obligado a ser un delincuente por sus hijos.
- Por favor.
- Inspector, ¿hay novedades?
- Por favor, ¿puede atendernos?
¿Van a interrogar a su mujer?
- ¿La ventanilla?
- A ver, ¿qué pasa?
- ¿Van a interrogar a su mujer?
- A usted le voy a interrogar.
¿Pero no ven que están cortando la calle, impidiendo la circulación?
- Pero estamos trabajando.
- ¿Ah, sí?
¿Y eso cómo va a ser?
O sea, aquí ya no hay ninguna noticia que dar.
- Hombre, que haya venido usted es una noticia.
- ¿En serio?
- Sí.
- Pues, le voy a dar una exclusiva.
La última noticia es que les voy a multar a todos por obstruir la calle.
Por molestar a los vecinos y por coaccionar a los ciudadanos.
¿De acuerdo?
Quiero el DNI de todo el mundo, carné de prensa y los recibos del supermercado de los últimos tres meses.
¿Estamos?
- Vale, vale.
- Pues circulen.
¿Qué?
- Que tampoco se ponga así.
Si usted dice que no hay novedades, pues no hay novedades.
- Circule.
- No podemos hacer nuestro trabajo tampoco.
- !¡Vamos!
- Está haciendo su trabajo.
- !¡Bravo!
O sea, la actuación de sheriff de película te ha quedado increíble.
Un poco tarde, pero muy bien.
¿Se puede saber dónde estaba?
Solamente me debía una llamada.
Una llamada, Ramón.
- ¿Le digo que se vaya?
- No, no, no... José me ha prohibido que te lo diga, pero es que no puedo más.
- No, no, no, a ver, no me digas nada, ¿no?
Está prohibido que te comuniques con un detenido.
- Mira, me importa una mierda tú y tus prohibiciones.
Joao secuestró a mi hijo.
Y durante dos días nos estuvo chantajeando.
Así que cualquier cosa que haya hecho José tiene que ver con eso.
Te pido, por favor, que detengas a Joao y que le interrogue.
- Te doy las gracias por la información.
Es muy valiosa.
Pero yo te pido, por favor, que me dejes hacer mi trabajo.
- ¿Tu trabajo?
¿Y se puede saber cuál es tu trabajo?
Pero que yo sepa, hasta ahora, lo único que ha hecho es meter la pata.
Tú tienes parte de responsabilidad en todo esto.
Por no detener a José en su momento.
- A ver, Lucía.
¿Cuál era ese momento?
- No lo sé.
Cuando fui a verte o antes de que pasara todo esto.
Pero claro, no quería detenerle porque así me podía chantajear.
- O más bien daros otra oportunidad.
- Tú querías tu medalla, pero se te fue un poco de las manos.
- Lucía.
- Ni Lucía ni hostia.
¿Sabes qué creo?
Que no eres la persona adecuada para llevar este caso.
Y que se lo pienso decir al juez.
- ¿No quieres saber por qué he venido?
- No.
Y imagino que para... No sé, que para volver a liarme.
- ¿Dónde está Samuel?
- ¿Y a ti qué te importa?
- No debe estar en esta casa.
- Y no está.
Ya sé que no es seguro.
¿Y qué?
¿También me vas a decir a mí que... ...que me tengo que ir a esta casa?
- Solo te iba a decir que te tranquilices.
Y que confíes en mí.
No te estoy abandonando.
Lucía.
- Perdona.
Es mi hijo.
Si no, ¿te importa?
- Claro.
- Hola, mamá.
- Hola, mi amor.
- He jugado con la abuela a la Play.
- ¿Con la abuela?
¿De verdad?
- Es buenísima.
Le gustan un montón de malos.
Oye.
¿Cómo está papá?
¿Sigue castigado?
- He, no.
- Dile que es el mejor papá del mundo.
- Sí.
Él dice también que eres el mejor hijo del mundo.
Te mando muchos besos.
- Mañana voy al cole, ¿eh?
- No.
Te doy un día más de vacaciones.
- !¡Bien!
Pero... ...quiero ir después.
Que me aburro sin mis compañeros.
- Claro, cariño.
- Bueno.
Adiós, mamá.
Te quiero.
- Yo también te quiero mucho, ratón.
[♪♪] - !¡Pero hombre!
!¡Si está aquí la reina del mambo!
!¡Bravo, Lula!
!¡Bravo, bravo!
¿Quieres probar la mercancía, socia?
Te aseguro que es de primera.
- No.
Aquí tienes el dinero.
¿Quieres contarlo?
- ¿No sabes lo que te digo?
No me hace falta, me fío.
- ¿Maíz por qué?
Confío.
¿Y sabes por qué?
Por lo buena que estás.
Perdona, Lula.
Perdona, perdona.
Es que te has puesto así tan... Bueno, la verdad... te he elegido simplemente porque podrías darme el dinero.
Un dinero que yo no tengo.
Martín.
- ¿Qué haces?
!¡Terminar la operación, Lula!
Verás, desde hace unos meses que estoy bastante jodidillo... La policía me pisa los talones, la Interpol ha congelado mis cuentas en Francia y Suiza.
Soy jodido y en bancarrota.
Me acordé de tu hermano.
El hombre que me convirtió en lo que soy, mi mentor.
El hombre que me convirtió en un hijo de la gran puta.
Como sé que tu hermano es un sentimental, pues pensé que ahí él podía sacar el dinero y con su dinero hacer el último transporte y largarme de una puta vez.
Se sabe.
- ¿Y ahora vas a matarme?
- Lo siento, Lula, no es nada personal.
- Aunque te suplique.
Aunque te recuerde que somos socios y que aquí hay dinero de sobra para todos.
- Estás agobiando.
Martín, terminémoslo de una vez.
- Como quieras.
- !¡Hija de puta!
!¡Me jodes, carajo!
- Dame la pistola.
- !¡No, no, no, no!
!¡No, espera!
!¡Espera!
!¡Espera, espera!
- Quería saber hasta dónde eras capaz de llegar.
Por mi hermano.
Porque a un amigo no se le traiciona.
[♪♪] - Juan.
Pasa.
- Lucía, no sé si me apetece el... - No.
Toma una y yo otra.
No digas que no, que menudo día.
- Imagino lo que estarás pensando de mí y tienes toda la razón.
De hecho, si no fuera porque... tengo que enseñarte una cosa, no habría ni aparecido por aquí.
- ¿Qué es eso?
- José quiere que ponga a la empresa mi nombre.
Renuncia a su parte.
- Pues muy bien, que haga lo que quiera.
- Ya.
Pero no voy a firmar.
- ¿Por qué?
- Porque dejo la empresa y me voy de este pueblo.
Yo prefiero no verte más.
- ¿En serio, Juan?
O sea, ¿es siempre igual?
O te quedas callado o sales corriendo.
¿Qué?
- Dame el móvil, que quiero ver la foto.
- No, no, ni hablar.
Lucía, por favor.
- ¿Qué pasa, que hay alguna que no pueda ver o qué?
- No, claro que no.
¿Por quién me tomas?
- Pues venga, déjamelo.
- Esa es en tu cumpleaños, cuando José te dio la fiesta sorpresa.
Esa es antes de que Samuel se abriera la cabeza en el parque.
Esa es con tu abuela en el campo.
- Pero... ¿Te acuerdas de...?
- Me acuerdo del momento exacto en el que se hizo cada foto, sí.
- Pero, Juan, si hay alguna que ni me acuerdo.
- Ya.
Pensarás que estoy loco, pero... Yo luego la miraba y me imaginaba una vida contigo.
Y era yo el que te daba la fiesta sorpresa.
O el que estaba contigo en la playa.
Lo siento, Lucía, no quería asustarte.
- No, no, si no estoy asustada es porque estoy... sorprendida.
¿Sabes una cosa, Juan?
Cuando éramos críos yo, bueno, sospechaba que te gustaba y eso, pero como no me decías nada, pues me entraron en duda.
- Pero yo no te decía nada porque no me atrevía.
- Pues ya ves.
Pues, no pudo ser.
En cambio, ahora tengo al mejor amigo del mundo.
No me puedes dejar sola ahora, Juan.
Por favor.
Te necesito.
- Haré lo que tú quieras siempre, Lucía.
- Muy bien.
Pues yo me voy a la cama que... cuando me acueste ya me voy a desmayar.
- Claro que sí, descansa.
- Buenas noches.
- Buenas noches.
- Shhh.
Shhh.
No te asustes, no te asustes soy yo Ramon.
No te asustes, ¿de acuerdo?
Nos tenemos que ir ya.
Tranquila.
No hagas ruido, no enciendas la luz.
Nos tenemos que ir ya.
Luego te lo explico.
Tranquila.
- ¿Me podéis decir dónde vamos?
- No puede haber llamadas mías en tu móvil, ni siquiera borradas.
Nadie puede vernos juntos.
Y esto que estamos haciendo nunca ha sucedido.
- ¿Qué es lo que estás diciendo?
- Espera, no quiero perderme.
- ¿Pero esto cómo va a ser?
Es que me estás asustando.
- Enseguida lo sabrás.
[♪♪] [♪ música de suspenso]
Support for PBS provided by: